domingo, 16 de agosto de 2015

EL CRIMEN DE CUENCA


EL CRIMEN DE CUENCA

No son cosas de las que me guste escribir, pero este caso tiene algunas connotaciones que quiero reseñar.

La primera, es mi vinculación con la ciudad y con la zona, donde solía ir a bañarme con frecuencia, y la segunda llamar la atención sobre la responsabilidad de padres y familiares en general.

Los familiares del presunto culpable, han emitido un comunicado durísimo, bien acogido por la prensa, pero para mi es reprochable o, al menos, analizable. A un hijo, hermano, etc. no se le puede despreciar tanto, ni desearle todo el mal del mundo. Para empezar, el diablo no tiene nada que ver, y la mala demencia, menos. Demencia es una disminución de las cualidades intelectuales, con nula relación con las psicopatías. La familia demuestra muy poca empatía con el, casi la misma que él ha demostrado con sus victimas. ¿Podríamos hablar de genética?.

Pero es mas grave todavía: ¿Sabia la novia, por boca de su familia, que su hijo (o familiar) había estado en prisión por un delito similar? ¿lo sabia la amiga?. Me temo que no, y ahí esta la gran responsabilidad familiar: Menos comunicados ahora y más información antes.

Si la novia hubiera conocido los antecedentes, dudo que hubiera estado con él,  5 años, y en todo caso haber ido a recoger cuatro trapos después de romper la relación, porque, sin saberlo, le daba miedo. Estoy seguro que la amiga no habría ido sin precauciones mayores.

Alguna vez habrá que analizar en profundidad, la responsabilidad de los padres (familiares) en todos los delitos, por la educación que damos a nuestros hijos y por no denunciar sus actos cuando los consideremos peligrosos: Ahora lo vemos todos pero antes…solo ellos.

Aquí  incluyo a todos nosotros. Cuando presenciamos el maltrato a los niños y a las parejas por la calle, leve, moderado o severo, nos callamos para evitarnos problemas.

Otra cuestión al hilo de esto: Esa idea de los padres de educar a los hijos “cada uno con sus principios” o como dicen algunos “como nos de la gana” no solo no es un valor absoluto, sino que es falso. Seria verdad si los hijos no salieran nunca del entorno (o debajo de las sallas) de la madre, pero en cuanto esos niños se van a interrelacionar con el resto de la sociedad, se pierden muchos grados de libertad de educación.

Manuel Pérez

manuelperezprimarias.blogspot.com

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